La clave de los aceites faciales es que, los ingredientes activos (moléculas), están presentes en una concentración mucho más alta, ya que no están diluidos, por lo que tienen un efecto más tangible en la piel.
Los aceites faciales mantienen la integridad de la barrera de lípidos e inhiben el daño oxidativo y la peroxidación. La peroxidación resulta en una pérdida de resistencia de la piel y su consecuente formación de arrugas. Los aceites son necesarios para protegernos de los efectos nocivos de la exposición solar diaria, condiciones climatológicas, contaminación…
La incorporación de aceite a la rutina de cuidado de la piel tiene una infinidad de beneficios. El aceite penetra en las capas más profundas de la piel, haciendo que las células se regeneren y estimulando la producción de colágeno y elastina.
Beneficios:
- Mayor elasticidad e hidratación.
- Ayuda a minimizar y prevenir las arrugas y signos de expresión.
- Combate el exceso de sequedad y la acumulación de células muertas.
- Previene el envejecimiento celular.
Modo de Aplicación:
Aplicar unas gotas de aceite facial orgánico mediante un masaje hasta su completa absorción. Se recomienda extender por el rostro, cuello y escote.